En 1700 inició un proceso de cambio en la casa reinante de la Monarquía Hispánica, tras la muerte de Carlos II de Habsburgo. La dinastía Borbón llegó oficialmente al trono en 1714 y gobierna España desde entonces y hasta la actualidad. Para Nueva España y Puebla esto representó la llegada de nuevas disposiciones administrativas, económicas, urbanísticas y culturales. Las transformaciones más notorias se dieron en la segunda mitad del siglo XVIII y se les conoce como Reformas Borbónicas.
Entre los documentos que reflejan estas políticas se encuentra una real cédula de 1770, firmada por Carlos III y que resguarda el Archivo Diocesano de Puebla, donde solicita a las autoridades virreinales el uso del castellano como lengua hegemónica. Este soberano expulsó a la Compañía de Jesús en 1767; aprovechando estas circunstancias, el obispo Victoriano López Gonzalo erigió un hospicio en el antiguo colegio jesuita de San Ildefonso para brindar un beneficio público.
La Corona implementó mecanismos para profesionalizar y centralizar la educación en todos sus niveles; un testimonio de ello es el diseño de medallas de oro y plata para premiar a sus estudiantes “de primeras letras” más sobresalientes. Muchas disposiciones borbónicas todavía se mantuvieron activas durante el México Independiente.